2 de noviembre 2023
Jeremías 9:24 “Pero los que desean jactarse, que lo hagan solamente en esto: en conocerme verdaderamente y entender que yo soy el Señor quien demuestra amor inagotable y trae justicia y rectitud a la tierra, y que me deleito en estas cosas. ¡Yo, el Señor, he hablado!”.
El ser hechos a la imagen y semejanza de Dios nos hace distintos a las otras criaturas, y a su vez esto nos hace buscar constantemente la justicia. Muchas de las acciones de unos contra otros son injustas desde la vereda en la cual se miren, para Dios la justicia es mucho más de lo que nosotros podemos comprender hoy. A lo largo de la historia del pueblo de Israel, este se vio sometido a injusticias constantes, y Dios envía respuestas y soluciones sacando su pueblo de la cautividad en distintas oportunidades, así como los sacó de Egipto o les dio la victoria frente a pueblos impíos, sin embargo la naturaleza del hombre cae una y otra vez cuando busca sus propios deseos y su único beneficio.
Los noticieros dan muestra de la justicia que nuestra sociedad ofrece, bien descrita en la Biblia como trapos de inmundicia, haciendo ver a unos culpables y a otros inocentes, bajo los conceptos acomodados a las definiciones de bien que hoy se comercializan como igualdad, derechos, justicia social, entre otros. Pero estamos tan lejos de la justicia que también nos hemos alejado de la misericordia, nos hemos olvidado que nosotros también hemos recibido la piedad y la justicia de Dios por el sacrificio de Jesús. Esta redención debe esforzarnos a restaurar a quien más lo necesita, al que es más vulnerable, al pobre en espíritu, al que necesita ser cubierto, no ha mirar desde arriba, como si la posición de hijos la obtuviéramos por algún mérito propio, o como si pudiéramos pensar que somos mejores que otro.
Cristo es quien, aun cuando no merecíamos nada, cubrió todas nuestras faltas y nos regaló el perdón en su justicia redentora, es el único en la condición necesaria para darnos ejemplo de una forma de vida compasiva, radical y desinteresada, y que no lleguemos a convertirnos en quienes juzgan para destruir y oprimir posicionados en la verdad de su propia opinión.
Gracias Señor por redimirnos, porque tu justicia no es como la nuestra. Porque te presentas ante nosotros para salvarnos en nuestra condición, te alabamos y glorificamos tu nombre por la misericordia que has tenido de nuestra vida, ayúdanos a ser justamente misericordiosos con nuestro prójimo y a poner en acción el amor que tu colocaste en nuestros corazones, te lo pedimos en el nombre de Jesús.
Amados, amadas que la gracia del Señor nos permita seguir: “Creando Puentes” de justicia en Cristo
Punto de reflexión
Acojamos la invitación de Cristo de hacer justicia en las injusticias, de tomar la redención que Él nos dio para compartirla con quienes aún no la conocen.
Que el Señor te bendiga (Paulette Díaz)
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